Recuerdo cuando iba en la secundaria. Un chico entro y le pidió a la señora un block. No hice gran caso hasta que la señora le entrego la mercancia y le dijo ¿esto es un block?¿y con esto que se supone que quiere hacer el maestro de computación?
Debo aceptar, fueron de esas veces que se me van de las manos y me reí. No pude ocultarlo, ni el tipo verme con enfado, me agache y me dio mucha verguenza, pero, es que, yo pensé, cómo tu, tan grandote ¿no sabes que es un blog?
Este es el punto que confieso que en mis años de adolescente (nadie me quiere, todos me odian, soy fea y estoy gorda) escribía y me quejaba de todo en un blog, lo usaba como diario donde me comentaban chicas que se sentían igual de mensas que yo.
En este punto debería de sentirme realmente avergonzada, porque ahora yo tendría la cara del tipo que entro a la papelería hace algunos ayeres a pedir un block.
Una vez que entre a la universidad, me pareció que pisaba un terreno totalmente diferente. La utilidad era completamente diferente para la cuál la había usado muchos años atras y me di cuenta de lo realmente desperdiciado que es este material.
Es una herramienta, que ahora viéndola con otros ojos, nos permite retroalimentación, algo que es muy importante y creo que lo que más me gusta de los blogs. Te comentan, respondes y contradicen y no es necesario que estén sentados a un lado de ti para darte aplausos o para zapearte.
Otra cosa que es muy interesante, es la utilización del lenguaje visual, aunque no parezca muy importante, es una ventaja muy grande, puedes añadir imágenes que le dan el sentido ( o uno completamente diferente) a las palabras que estas diciendo.
Si bien es cierto que las redes sociales son lo de hoy, los blogs no se explotaron completamente, habría que buscar cuales cualidades pueden ser funcionales dentro de nuestro contexto y aprovecharnos de ellas.
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